Compartí estas reflexiones hace unos días a través de la página de facebook de MiAventuraKiwi, pero me apetecía publicarlas también en el blog, así que aquí las dejo:
¿Ha sido todo fantástico y maravilloso en mi viaje a Nueva Zelanda? Por supuesto que no. He tenido momentos difíciles, pero me alegro de haber pasado por ellos, porque seguramente sean los que más me han permitido aprender y crecer.
Quizás lo más duro fueron los momentos de soledad. Estoy acostumbrado a estar solo, es algo que necesito en mi día a día. Pero en este viaje pasé muchos días solo, sin nadie con quien compartir alegrías y tristezas, y fue difícil por momentos. Sin duda fue una gran lección, y una manera de aprender a valorar lo que tengo.
También fue duro darme cuenta de que había subestimado, con mucho, el dinero que iba a necesitar. Estar solo en la otra punta del mundo, con muy poco dinero, y teniendo que pasar todavía muchos días allí, no fue fácil. Tuve que pedir ayuda a familia y amigos. Y la ayuda llegó. No fue agradable pasar por ello, pero de nuevo una gran lección. Gracias otra vez!!
Lo de dormir en el coche fue duro al principio, pero al cabo de pocos días me acostumbré y empecé a disfrutarlo. Hubo noches frías, pero no fueron problema abrigándome bien, con el saco de dormir y un edredón. Al final también se me hizo un poco duro ese vagar de aquí para allá cada día, y el hecho de tener que dejar el camping antes de las 10:00 en la mayoría de casos.
En fin, lo dicho, experiencias que me ayudan a valorar lo que tengo aquí, y a sentirme muy afortunado por ello. Y afortunado de haber podido vivir algo así. Y de nuevo, un recordatorio: mejor no dejarlo para mañana.
Estoy llegando al final del segundo día en Nueva Zelanda, y he conseguido vencer a la pereza y ponerme a escribir esta entrada… Os cuento resumidamente el viaje y las primeras impresiones en «kiwiland» 🙂
Sobrevivir al vuelo a Nueva Zelanda
Fueron en total unas 38 horas de viaje las que tuve que atravesar para llegar hasta aquí.
Primero la odisea de trenes hasta llegar a la T2 de Barajas, que contando el tiempo de espera en la propia terminal y demás interrupciones, sumaron unas 10 horas. Ahora sé que fue un error no volar de Alicante a Madrid para acortar el viaje, aunque también es verdad que me ahorré cerca de 300 euros porque al ser Semana Santa los precios de los vuelos eran disparatados.
Una vez en Barajas, empezaba la segunda odisea: la de los vuelos. Volaba con la compañía SWISS. El primer vuelo hasta Zúrich fantástico: un avión prácticamente nuevo en el cual me senté en ventanilla y donde nos ofrecieron un pequeño tentempié en forma de mini-bocadillo. Llegados a Zúrich me tocó correr: había muy poco tiempo de escala para realizar el transbordo, y tuve que atravesar un control de pasaporte y luego caminar bastante hasta llegar a la puerta asignada para coger el vuelo hacia Singapur. Al final me sobraron algunos minutos pero el momento de estrés lo pasé.
Segundo vuelo, Zúrich-Singapur, el más largo, 12 horas, también con SWISS, en un Boeing 777 con 7 asientos por fila (3-4-3) donde había escogido pasillo para poder levantarme cuando me apeteciera sin molestar a los «vecinos». Nos sirvieron cena y desayuno y, a pesar de ser el vuelo más largo, lo llevé bastante bien, entre alguna partida al tetris, escuchar algo de música y tratar de dormir (lo cual como ya esperaba resultó misión imposible).
Y llegamos a Singapur y su gigantesco aeropuerto. 2 horas y 50 minutos de transbordo que aprovecho para hacer algo de «turisteo» por el aeropuerto, incluyendo un «street food market» (dentro del propio aeropuerto), donde cambio 10 euros por 10 dólares de Singapur. Llega el momento de embarcar, para lo cual antes pasamos un nuevo control de seguridad, esta vez con escáner de maletas incluido. Una vez superado el mismo nos hacen entrega de la «New Zealand Passenger Arrival Card», un documento que debemos rellenar con nuestros datos indicando el motivo del viaje a Nueva Zelanda, declarando mercancías «peligrosas» que transportamos, etc. Y embarcamos.
Este último vuelo, de unas 10 horas, está operado por Singapore Airlines. Nada más entrar se nota que es bastante más viejo que los de SWISS, aunque tiene la ventaja de que «solo» hay 6 asientos por fila (3-3-3). De nuevo voy en pasillo para poder levantarme a menudo. Lo malo de este vuelo fue que el asiento me resultó muy incómodo: se me clavaba en los riñones, lo cual acabó pasándome factura. También nos sirvieron cena y desayuno, algo peor que con SWISS pero bastante comestible. El servicio en cambio bastante más amable que con la compañía suiza.
La cuestión es que este último vuelo se me hizo MUYYYY largo. Supongo que entre el cansancio acumulado, lo incómodo del asiento y demás… se me juntó todo y acabé muerto!
Llegada a Nueva Zelanda
Por fin, después de unas 38 horas de viaje, piso tierra en el aeropuerto de Christchurch. Y llega uno de los momentos más temidos: el control de aduanas.
Nada más bajar del avión, los pasillos nos conducen directamente al control de aduanas. Fui de los últimos en bajar del avión, lo cual supuso tragarme una cola memorable en dicho control, pues había muy pocas ventanillas abiertas para la cantidad de gente que éramos. En este sentido punto negativo para las autoridades de NZ, pues cuando llegas tan cansado lo último que te apetece es hacer una cola enorme esperando turno durante más de media hora.
En la tarjeta de llegada declaro que llevo material de «outdoor», lo cual como me esperaba me supuso la inspección de la maleta, que pasé sin problemas. Había tomado la precaución de lavarlo todo bien en casa, incluyendo frotar concienzudamente la suela de las botas con jabón y un cepillo.
Otra de las cosas que temía del viaje en avión era llevar la mochila fotográfica LowePro ProRunner 450 AW, que con sus 29 centímetros de fondo superaba los 23 en teoría permitidos (siendo más pequeña en las otras dimensiones máximas permitidas). Además llevaba de peso unos 10.5 kg. Afortunadamente no tuve ningún problema en este sentido en ninguno de los 3 vuelos. Aunque, como anéctoda, en el primero de SWISS en el Bombardier me costó bastante meter la mochila en el compartimento superior.
En cuanto a los otros requisitos de entrada en el país, no me preguntan nada: ni por el vuelo de vuelta (quizás porque les consta en mis datos), ni por el efectivo disponible.
Una vez superado todo, el anfitrión de la casa de Airbnb donde me voy a alojar esta primera semana vino a recogerme al aeropuerto (muy amable por su parte). Llego a la casa y tras cenar algo y ducharme me acuesto a dormir, porque estoy tan cansado que apenas soy capaz de hablar.
DÍA 1: VISITA A CHRISTCHURCH
Este primer día amanece lloviendo, así que decido dedicarlo a visitar la ciudad y aprovechar para sacar efectivo en un cajero automático, comprar una MetroCard (bonobús) y también ibuprofeno y alguna cosilla más. SIM card no pude comprar ya que al ser Viernes Santo la mayoría de tiendas están cerradas.
Recorro deambulando sin rumbo fijo el centro de la ciudad, donde son muy apreciables los efectos de los terremotos de 2010-2011. A pesar de ello, me ha parecido una ciudad encantadora: amplia, abierta, verde, sencilla… muy agradable para pasear sin rumbo fijo.
Y ahora perdonadme pero… me voy a dormir! Mañana más, aunque no prometo escribir mañana 😛
Ya tengo los billetes. Ya no hay vuelta atrás. Viajaré a Nueva Zelanda. Será del 11 de Abril al 25 de Junio. Se materializa una idea que comenzó a gestarse hace años, cuando supe de las maravillas naturales que atesora el país de las antípodas. Durante los últimos meses la idea ha ido ganando más y más peso, y ahora se ha convertido por fin en realidad.
En esta web, en este blog, espero poder ir contando mi experiencia. Como forma de comunicación asíncrona con los míos, con amigos, conocidos, desconocidos. Y, por si de paso, puede resultar de utilidad a aquellos que también estén pensando en viajar a Nueva Zelanda.
Ahora, toca ponerse con los preparativos! Gracias por seguirme!
Nos importa tu Privacidad
Utilizamos cookies propias para el correcto funcionamiento de nuestra web, cookies de Google Analytics con fines estadísticos y cookies de publicidad de Google Adsense para mostrar anuncios personalizados en base a tu perfil anónimo. Para más información puedes consultar la lista de proveedores de anuncios con los que trabajamos así como la política de privacidad de Google. Puedes Aceptar o gestionar la configuración de cookies haciendo clic en "Configurar".
Funcional
Siempre activo
El almacenamiento o acceso técnico es estrictamente necesario para el propósito legítimo de permitir el uso de un servicio específico explícitamente solicitado por el abonado o usuario, o con el único propósito de llevar a cabo la transmisión de una comunicación a través de una red de comunicaciones electrónicas.
Preferencias
El almacenamiento o acceso técnico es necesario para la finalidad legítima de almacenar preferencias no solicitadas por el abonado o usuario.
Estadísticas
El almacenamiento o acceso técnico que es utilizado exclusivamente con fines estadísticos.El almacenamiento o acceso técnico que se utiliza exclusivamente con fines estadísticos anónimos. Sin un requerimiento, el cumplimiento voluntario por parte de tu Proveedor de servicios de Internet, o los registros adicionales de un tercero, la información almacenada o recuperada sólo para este propósito no se puede utilizar para identificarte.
Marketing
El almacenamiento o acceso técnico es necesario para crear perfiles de usuario para enviar publicidad, o para rastrear al usuario en una web o en varias web con fines de marketing similares.